El 2025 no ha sido un buen año para el Grupo Financiero Diviso. Lo que alguna vez fue una estructura sólida con presencia en el sistema financiero peruano hoy enfrenta una profunda crisis. Para entender qué está ocurriendo realmente, hay que retroceder algunos meses y analizar tres hechos clave: la intervención de su financiera Credinka, la suspensión de su administradora de fondos Diviso SAF, y finalmente, la drástica reducción de su capital social.
1. Todo comenzó con Credinka: la primera ficha en caer.
En septiembre de 2024, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) intervino a Financiera Credinka, una empresa clave dentro del grupo Diviso. ¿La razón? Un deterioro crítico de su solvencia financiera. En solo 12 meses, el patrimonio efectivo de Credinka se desplomó más del 59%, un nivel que la volvió inviable para operar con normalidad.
El golpe fue duro. Credinka atendía a miles de clientes, especialmente en provincias, y su intervención marcó el inicio de una pérdida de confianza generalizada hacia todo el grupo. La entidad fue finalmente absorbida por Caja Arequipa, transfiriendo sus clientes y dejando atrás una sombra de dudas.
2. Luego vino la suspensión de Diviso SAF.
Cuando el mercado aún no terminaba de digerir la caída de Credinka, llegó un nuevo golpe: en julio de este 2025, la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV) suspendió a la Sociedad Administradora de Fondos (SAF) de Diviso.
Esta suspensión implica que la empresa ya no puede seguir captando fondos por 30 días hábiles, un pilar clave de su estructura operativa. Aunque los detalles no han sido públicos en su totalidad, la SMV suele aplicar este tipo de sanciones por incumplimientos normativos, problemas patrimoniales, o deficiencias en la protección al inversionista.
Para los clientes de la SAF, esto genera incertidumbre y riesgo: ¿qué pasa con los fondos ya invertidos?, ¿quién responde por la gestión anterior?, ¿hay riesgo de pérdida? Aunque las regulaciones protegen parcialmente al inversionista, la reputación de Diviso quedó aún más debilitada.
3. Finalmente, la reducción drástica de capital social.
El último gran movimiento vino desde la propia matriz del grupo: Diviso Grupo Financiero S.A.. En una junta de accionistas celebrada el 8 de julio de 2025, se aprobó reducir el capital social de la empresa de S/ 377 millones a solo S/ 51 millones. Es decir, se reconocieron más de S/ 325 millones en pérdidas acumuladas.
Esta decisión no devuelve dinero a los accionistas ni reduce el número de acciones, pero sí ajusta el valor nominal de cada acción, reflejando que la empresa ya no cuenta con el respaldo patrimonial que alguna vez tuvo. Es, en la práctica, un sinceramiento de cuentas. Una forma de reestructurar el balance para evitar sanciones legales y mostrar transparencia.
¿Qué está pasando realmente con Diviso?
Lo que vemos no es una caída puntual. Es un proceso de colapso estructural progresivo, donde cada parte del grupo va revelando señales de debilidad:
Credinka, su financiera, ya no existe como tal. Diviso SAF, su brazo inversor, está suspendido. Y Diviso Grupo Financiero, el holding, reconoce en sus estados financieros que sus recursos propios han desaparecido en gran parte.
En el fondo, lo que está ocurriendo es que el grupo ha perdido solvencia y confianza, dos elementos clave para cualquier entidad financiera. El daño no solo es patrimonial; es también institucional.
¿Que esperar?
La reducción de capital podría ser solo un primer paso en un proceso mayor de reestructuración o liquidación progresiva. Para sobrevivir, el grupo necesita:
- Reconstruir su base patrimonial.
- Recuperar confianza del mercado y los reguladores.
- Redefinir su modelo operativo.
De lo contrario, podría convertirse en otro ejemplo de un grupo financiero que creció demasiado rápido sin consolidar una estructura sólida ni manejar adecuadamente el riesgo.